jueves, agosto 11, 2005

Más vale tarde que nunca



La noticia del día de ayer. Boom periodístico o justicia divina???

Bueno, cada uno tiene lo que se merece, y ya estaba bueno. Era hora de que esta familia tuviera lo que se merece, osea, pasarlo mal un rato.

Durante mucho tiempo estuvieron viviendo a costa de nuestro país, tanto económica como moralmente. Porque parece que el afán de eliminar a sus detractores, al más puro estilo Hitleriano les alimentaba el espíritu (si es que puede llamarse espíritu al de esas personas)
Y bueno, tarda pero llega. Y ayer llegó. Aunque hoy ya le hayan dado libertad y todo el cuento, la sensación de estar siendo procesado penalmente no debe ser muy grata. Y mientras menos momentos gratos pasen los días que les quedan de vida, siento que hay muchas personas que como yo, nos sentimos un poco retribuídas.

Lucía es una mujer mala. Quizás más mala que su marido. Quizás de Pinochet se pueda entender, por su afán de búsqueda de poder, al igual que muchos dictadores en el mundo. Pero ella. Ella es madre.

Y acá me desligo del tema de la detención, que era meramente económico, y voy al ya clásico tema de los DDHH. Nunca he escrito sobre esto. Bueno, quizás alguna vez lo toque tangencialmente, pero ya era hora.

Sobre el que ella sea madre me refiero a cartas que recibió mi familia durante la dictadura militar, en que se señalaba que mi tía, hermana de mi madre, se había ido por voluntad propia de la casa, y había desaparecido del mapa, porque ella así lo había querido. Esto firmado por Lucía Hiriart. Así muchas cartas. Y mi abuela seguía peleando, tratando de saber algo. Arriesgando su propia integridad para saber que había sucedido. Nunca lo supo. Bueno, ahora que ya falleció, claramente lo supo, pero no es un poco tarde???

Lucía es madre, al igual que mi abuela. No existe eso de la solidaridad entre similes??? Bueno, parece que con ella no. Según algunos cuentan, ella era más maquiavélica que su esposo, siendo artifice de dar la cara frente a las mujeres con su mejor sonrisa. Cínica. Es lo más suave que puedo decir de ella. No merece nada a estas alturas.

Ni siquiera debería merecerse un espacio en mi blog, pero era el momento de escribir sobre esto y punto.

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