lunes, febrero 13, 2006

Gallinero en vacaciones

Chiloé recibió la presencia de parte honorable de nuestro preciado gallinero durante la semana pasada. Durante 10 días el gallinero dió jugo entre medio de transbordadores, micros folclóricas, carpas, parques nacionales y cuanto restaurant bueno, bonito y barato hubiese.

Pero
debo reconocer que soy absolutamente urbana. Osea, las vacaciones son para salir de la urbe, y descansar, pero llega un momento en que se echan de menos las comodidades a las que estamos (mal) acostumbrados. Hoy amé mi baño. Limpio, con piso de cerámica y una ducha que se regula automáticamente en la Tº perfecta. Mi cama... con colchón rico, blandito, y sola para mi. Se que es sumamente ególatra lo que estoy escribiendo... pero que le vamos a hacer. Uno valora mucho más esas cosas, cuando se viene de algo no tan bueno.

En fin... pero el viaje no solo fue eso... En resumen, lo pasamos increíble, nos portamos como unas damas, y debo decir que ha sido el viaje más aperrado que he hecho, o en realidad en el que menos lucas he gastado.

Castro, Dalcahue, Chonchi, Vilupulli, Curaco de Velez, Achao, Cucao. En todos esos lugares estuvimos y dejamos algún tipo de recuerdo.

Uno más caro que otro, pero recuerdo al fin. Nuestra vida durante el viaje dejó de ser privada.
Bastaba tan solo con subirnos a un minibus, para que todo el mundo se enterara de nuestras relaciones, de lo que habíamos hecho o dejado de hacer. Cero pudor. Y para que vamos a hablar del voyerismo, si convertimos la pensión de la señora Marina en nuestro segundo hogar, paseandonos en toalla por el 2º piso de su morada, y vistiéndonos con la ventana abierta de par en par. Y mientras señora Marina, nos preparaba un rico cóctel de "rompón", nosotras (hablaré en gral esta vez) fuma que fuma dentro de la pieza. Debo reconocer que ahí la cagamos, con Sr Efisema Pulmonar viviendo en el 1º piso de la casa... que pena me da cuando lo recuerdo.

Posteriormente nos encontramos con nuestros amigos ciclistas. Que manera de ser distintas nuestras maneras de vacacionar. Mientras ellos viajaban con lo estrictamente necesario, nosotras traíamos a cuestas el closet completo, más el secador de pelo, la depiladora, un set de ollas, cocinilla ultra mega top, y un set de cremas y afeites para el cuerpo, que cualquiera pensaría que eran para un año.

Conclusión: llegué a Santiago con el hombro desecho de tanto poner y sacar la mochila de 67 litros. Si... 67 litros sobre mi espalda. Porqué las mujeres tendremos esa facilidad de llevar mil y una cosas inservibles a cuanto viaje se cruce por delante. Si el equipaje que ellos llevaban para sus vacaciones, ni si quiera se asemejaba en tamaño al que yo soy capaz de llevar para un simple fin de semana. Comprenderán lo que era subir a un minibus con 5 mochilas de ese tamaño. Lo copabamos en un par de segundos, y con nuestras silenciosas voces de gallinero, la gente no se olvidaba facilmente de nosotras.

Contar el viaje con más detalles sería una lata... podría estar 2 semanas escribiendo detalles sabrosos, y otros no tanto... Al final se transformaría en un diccionario de tallas internas, y esa no es la gracia...

Sólo quería expresar lo bien q lo pasamos... y que claramente volvería a repetir esta experiencia en otro lugar...