martes, julio 31, 2007

Sobreviviendo al dolor

Hace casi 4 meses que no escribía palabra alguna. Mi última entrada fue 2 días antes de enterarme de que mi mamá tenía cáncer.

Cuando te dicen eso, se te viene el mundo encima. La verdad no sabía que hacer, no sabía si llamar a mi mamá o no, no sabía si contarle a alguien o no. Fue mi primo el que me lo dijo por teléfono, aquel viernes 13 de abril. Yo estaba en la oficina cuando sonó el celular. Claro, sabía que uno de esos días tenía que estar listo el resultado de la biopsia, pero la verdad es que uno evita tener pensamientos fatalistas, y tiende a pensar que todo estará bien.

Esos segundos de angustia en el balcón se hicieron interminables. No sabía que hacer... no podía llorar así de sopetón, como que no me salía la pena. Pero quería que ese momento fuera mío, y que durara. que se congelara ahí el tiempo, en ese balcón, no quería llorar en la oficina, ni frente a todos.

De eso ya han pasado 4 meses casi. El tiempo no se congeló claramente, y la enfermedad siguió ahí. Idas y vueltas, de la clínica a la casa, de la casa a la clínica. Correr todo el día, llorar más de lo normal, alegrarme con ver a mi mamá sin dolor. Así ha transcurrido el tiempo.

Me he acercado mucho a mi familia y mi familia se ha acercado mucho a mi y a mi mamá. Algunos mucho incluso. Dicen que hay amores que matan. Peor bueno, todas las muestras de cariño se agradecen, y nunca son muchas.

Mi mamá, la mujer fuerte e independiente que fue siempre, lamentablemente por su enfermedad ha tenido que aprender a depender de mi y de muchos otros. Y es que para alguien que se las ha batido por si mismo toda la vida, y que siempre le ha hecho la vida más fácil al resto, llevándose consigo el peso mayor, tener que ceder responsabilidades y dejar que te ayuden en todo orden de cosas no debe ser nada fácil.

Cuesta hacerla entender que tiene que entregarse a la ayuda gratuita que todos le ofrecemos. Y claro, hay veces en que todo me supera, pero obvio que lo único que quiero en este momento es que se sienta mejor, que se alivie su dolor.

La quimioterapia no surtió el efecto deseado. Al contrario, lo único que logró fue hacerla sentirse peor. Desde hace 3 semanas que se suspendió la quimio, lo que provocó un inevitable bajón en el ánimo de todos. Pero nadie ha dicho la última palabra en cuanto a tratamientos, así que vamos con la medicina alternativa ahora.

Vamos a ver como anda eso. Yo le tengo harta fe puesta a esta terapia, y aunque los médicos no creen mucho en estas cosas... bueno, yo no soy médico, no tengo formación científica, y por ende le creo bastante por todo lo que me he informado y toda mi fe en este momento está puesta en eso.